En la turbia penumbra de su cauce
el desbordado rio abrazando queda,
a la espera de lágrimas en entrega
por dar el último aliento desespera.
Vórtice veraz, deprimente nostalgia
sucumben lentamente ante sus ojos,
saliendo de cada apuros y de enojos
retumba el eco del viento su calma.
Despliegue de una pasión infundada
en los inmensos valles de melancolía,
ir pisoteando la prudencia y la ironía
caminando taciturno de madrugada.
Llega el alma enamorada,
a seguir divagando todavía…
(victolman)
13/06/2012.
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